Acabado de llegar a Barcelona, Gamper le descubrió en un partido de pachanga en el que comenzó jugando de portero y acabó marcando cinco goles. Aparte de jugar a fútbol practicaba hockey, rugby y tenis. A causa de los negocios tuvo que volver pronto a su país, dejando un promedio goleador impresionante. Luchó en la Primera Guerra Mundial con la Brigada Escocesa Tyneside y fue condecorada con la Military Cross. Fue entrenador.